Tomar una siesta es una actividad rutinaria para unos y una posible pérdida de tiempo para otros. Lo cierto es que la práctica tiene una serie de efectos positivos para el estado de ánimo y la salud de las personas, por lo que suele ser promovida en muchos países.
Por siglos, dormir la siesta ha formado parte de la rutina de hombres y mujeres en todo el mundo. Se trata de una práctica originada con base en una de las conocidas reglas del monje cristiano San Benito de Abad, que reza “Reposo y tranquilidad en la hora sexta”. Dicha frase fue enseñada por el religioso a sus novicios, quienes durante el período de las 12:15 del mediodía, debían descansar en completo silencio sobre sus camas. De esta manera, recuperarían la energía necesaria para emprender el resto del día.
La hora sexta mencionada en la frase del monje, hace referencia a la 12 del mediodía, designada mediante la sexta hora solar. Este tiempo de descanso fue adoptado paulatinamente por otros monasterios en el siglo XI y, a partir de entonces, la práctica se popularizó con el nombre de siesta.
Con el paso de los años, la hora de la siesta llegó a Asia, África del Norte, el sur de Europa, Hispanoamérica y Oriente Medio. Claro está, en cada país la práctica se lleva a cabo de forma diferente.
Por ejemplo, si nos trasladamos a tierras niponas, podremos conocer a personas que deciden echar la siesta en el transporte público, en un banco de la calle o sobre el escritorio de su sitio de trabajo. Esto se debe a que, en el país del sol naciente, las jornadas laborales suelen superar las 13 horas diarias, por lo que el agotamiento en las personas es inminente.
De hecho, estadísticamente, este país reporta el más alto porcentaje de “karoshi” o muerte por exceso de trabajo, ya que la falta de horas de sueño deteriora el organismo al nivel de propiciar derrames cerebrales e infartos.
Por otra parte, está el tema de la siesta en China, el gigante asiático, en donde es considerada como un derecho constitucional para sus habitantes sin distinción de género o edad.
Sin embargo, esto no quiere decir que todos cumplen con esta práctica tan necesaria para el bienestar del cuerpo humano, pero sí la gran mayoría de personas nativas. Por ello, es frecuente observar hombres o mujeres durmiendo en las calles, plazas e incluso en sus trabajos, poniendo sus cabezas sobre el escritorio, justo después de comer.
En el caso de Italia, dormir después de comer es una costumbre bastante arraigada entre sus habitantes. Dicho período de descanso tiene lugar entre las 13:30 y las 14:30, que es cuando los negocios cierran sus puertas para que los empleados tomen una siesta reparadora.
Además, en países como España, México, Ecuador, Costa Rica, entre otros, la cultura de la siesta se ha adaptado como un hábito, por lo que, en los sitios de trabajo, es posible encontrar espacios acondicionados con colchones o sillas, para que las personas descansen al menos 20 minutos, tras terminar de ingerir sus alimentos. El caso contrario en Estados Unidos, donde la siesta no forma parte de las costumbres colectivas de los pobladores.
Sin duda alguna, la siesta es una práctica que ha logrado trascender en el tiempo y brindar grandes beneficios tanto físicos como mentales a los seres humanos y que comentaremos a continuación.
Conoce los principales beneficios de tomar una siesta
Aunque para algunas personas tomar una siesta puede ser considerado una pérdida de tiempo, este descanso puede generar muchos beneficios a nivel mental y físico.
Activación de los reflejos
Dormir una siesta de menos de media hora cada día resulta conveniente para que las personas estén mucho más alertas en sus actividades diarias, independientemente de su grado de dificultad.
Mejora de la capacidad de aprender
La conciliación de una hora de sueño después de comer puede mejorar la capacidad de aprender, ya que en este tiempo el cerebro fija los conocimientos y deja espacio para seguir almacenando conocimientos nuevos.
Fomenta la proactividad
Quienes duermen la siesta todos los días, logran que el hemisferio derecho del cerebro se estimule, lo que fomenta la creatividad y, por ende, la proactividad en las personas.
Provoca una actitud positiva
Los tipos de siesta pueden variar según el tiempo de descanso, ofreciendo beneficios diferentes. Por ejemplo, dormir 45 minutos nos permitirá llegar a la fase REM del sueño, en la que se libera serotonina u hormona responsable de provocar una actitud positiva y sensación de felicidad.
Facilita el aprendizaje por abstracción
Otro de los aspectos positivos de tomar una siesta es facilitar el aprendizaje por abstracción, es decir, que estamos más alerta a enfocar nuestro pensamiento en una cosa, sin que esté materializada frente a nosotros. En este sentido, hacemos referencia a la facilidad para realizar operaciones matemáticas, por ejemplo.
Ayuda a disminuir las ojeras
Dormir una siesta también tiene efectos sobre la apariencia del rostro, ya que, cerrar los ojos por al menos una hora descongestiona los vasos sanguíneos de los párpados inferiores. Así, la sombra que invade el contorno de los ojos se atenúa.
Reduce los niveles de estrés
Quizás te preguntes si descansar después de comer puede ayudar a reducir el estrés y, si es así, cuánto debe durar una siesta. En respuesta a dicha interrogante, te interesará saber que tomar una siesta de mínimo 45 minutos ayudará a reducir la producción de cortisol u hormona generadora del estrés.
Potencia el sistema inmunológico
Con una siesta diaria estamos cumpliendo con un ciclo de las fases del sueño, lo que permite que la hormona del crecimiento sea liberada para potenciar el sistema inmunológico.
Controla la tensión arterial
Quienes están sometidos a mucho estrés en sus trabajos o vida cotidiana, suelen tener altas de tensión arterial, que pueden controlarse durmiendo una siesta de una hora.
Rápida conexión entre las ideas
Alcanzado la fase REM del sueño profundo es posible reducir el tiempo requerido para conectar una idea con otra, lo que facilita la solución de algunas situaciones laborales o académicas.
En tal orden de ideas, dormir una siesta diariamente suele ser una práctica beneficiosa para el cuerpo, que podrás combinar con otra actividad de tipo pasiva. Por ejemplo, si estás en casa, aprovecha este tiempo de descanso y aplica un serum para el pelo o una máscara facial, dejándolos actuar mientras duermes. Además, recuerda no exceder el tiempo de descanso, porque si se trata de una siesta de dos horas o más, podrías crear un trastorno en el reloj biológico.