Mantas eléctricas: riesgos y aspectos de seguridad a tener en cuenta

Última actualización: 18.04.24

 

Las mantas eléctricas poseen una estructura de tela de poliéster e incorporan un termostato que, al conectar el aparato en un enchufe, será capaz de proporcionar calor. Sin embargo, algunas personas se quedan dormidas sin tener en cuenta el riesgo y las consecuencias que esto puede llegar a presentar.

 

Origen de las mantas eléctricas

Las mantas eléctricas son procedentes de pieles de animales que, en la era prehistórica, se utilizaban para calentar el cuerpo humano. Por ello, se dice que nuestros antepasados de hace siglos tenían prendas de vestir elaboradas con pieles, ya que así podían mantener su cuerpo a una temperatura adecuada frente a cualquier baja de temperatura.

No obstante, con el pasar de los años, se implementó que las pieles fueran sometidas a un tratamiento para preservar el pelo del animal, ya que era la parte más esencial para preservar la temperatura. Asimismo, en la actualidad, las mantas tienen una característica muy similar, ya que en el exterior posee una estructura con fibras naturales o artificiales que ayudan a que la temperatura se mantenga, mientras en la parte interna es suave y acolchada.

Entonces, con la ideología de las mantas de pieles de animales, S. I. Russell inventó en 1912 una almohadilla eléctrica que ayudaría a mantener caliente el pecho de las personas que en ese entonces sufrían de tuberculosis. Esta era de estructura cuadrada con unas dimensiones pequeñas, pero su precio era tan costoso que estaba alrededor de los 150 dólares por cada unidad. Asimismo, fueron transcurriendo los años y la tecnología fue avanzando hasta que en 1930 se elaboraron las primeras mantas eléctricas, pero estas eran muy inestables y tenían un alto porcentaje de provocar incendios por causa de la inestabilidad calorífica.

Y es que, en la actualidad también hay un grado elevado de accidentes causados por aparatos electrónicos, pero la gran mayoría son por la mala manipulación de las mantas eléctricas, ya que se dejan funcionando durante toda la noche, lo que ocasiona que los cables se calienten, derritan el plástico protector y estos hagan contacto. Por lo tanto, se ideó el apagado automático en las mantas eléctricas, ya que así el riesgo de sufrir algún accidente sería mínimo.

Las mantas eléctricas como mecanismo defensivo contra el frío

El calor que proporcionan las mantas eléctricas es ideal para combatir el frío de las noches y durante la temporada invernal, pero también son muy prácticas para aliviar el estrés, los dolores musculares y cefaleas.

Por ello, cuando la temperatura está tan extremadamente baja que, ni siquiera el radiador es capaz de calentar nuestra habitación, es momento de hacer uso de una manta eléctrica. Dado que, al combinar la potencia calorífica del radiador con el que es capaz de proporcionarte la manta, estamos 100% seguros que podrás dormir sin que tengas que preocuparte por despertarte a mitad de la madrugada por el frío.

Asimismo, las mantas eléctricas son unos productos muy útiles en pacientes con hipotermia, personas recién operadas y aquellas con problemas de movilidad, ya que el cuerpo hay que proporcionarle buenos niveles de calor para mantenerlo en un completo funcionamiento y evitar que falle.

 

¿Cuándo no debo utilizar una manta eléctrica?

Hay pacientes que tienen condiciones médicas a las que se les recomienda evitar a toda costa el uso de la manta eléctrica. Entre ellos están: niños, personas mayores, mujeres con menopausia o que se encuentren embarazadas, así como también aquellos que tengan problemas de movilidad limitada temporal o permanente, con marcapasos y diabetes. Dado que, estas no tienen la voluntad de controlar el calor de su cuerpo, puesto que no saben diferenciar entre una temperatura alta o baja.

Entonces, si presentas alguna afección de las mencionadas anteriormente, recomendamos que consideres cada uno de los riesgos a los que puedes llegar a exponerte; asimismo, también tomar las precauciones pertinentes para que puedas evitarlas.

¿Cómo evitar accidentes con las mantas eléctricas?

El principal problema y miedo existente es que un producto eléctrico falle y cause un cortocircuito en el hogar, lo que puede dañar el resto de electrodomésticos que, por más baratos o caros sean, son nuestras pertenencias y tendremos que evitar a toda costa que estas ocasionen un incendio.

Por ello, hablando nuevamente de las mantas eléctricas, se recomienda que se mantengan alejadas de las mascotas que tengas en casa, ya que estos tienen dientes y garras que pueden causar rupturas en el mecanismo eléctrico, mandos y reguladores de temperatura. Adicionalmente, también deberás evitar que los niños tengan acceso a las mismas, puesto que cualquier ruptura de los cables puede causar accidentes en el hogar.

Por otra parte, todos los productos incluyendo hasta las mejores mantas eléctricas cuentan con un manual de usuario, el cual te recomendamos que leas cuidadosamente para que verifiques el método de limpieza de estas.

Algunos modelos no se pueden lavar directamente en la lavadora, ya que cuentan en su interior con cables y dispositivos generadores de calor que, al estar en contacto con el agua, pueden oxidarse y hacer un falso contacto. Trayendo consigo problemas de mal función, lo que aumenta la probabilidad de que puedan ocasionar un cortocircuito al conectarlas y provocar un incendio.

Aunado a ello, en el manual de usuario vienen especificadas todas las características de cada producto, por lo que si el modelo que llegaste a adquirir no cuenta con apagado automático o algún sistema automatizado de temperatura por inactividad, te recomendamos que utilices la manta durante el día o horas antes de dormir.

Dado que, si te llegases a quedar dormido y la manta sigue en pleno funcionamiento, esta puede causar un calentamiento en el cableado de tu sistema eléctrico. El resultado de esto, como la mayoría, no es nada agradable, ya que dependiendo de la temperatura, existe la posibilidad de que los cables de plástico que aíslan la electricidad puedan derretirse y provocar cortocircuitos e incendios.

 

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